Tu sendada en mis rodillas
Update Required
To play the media you will need to either update your browser to a recent version or update your
Flash plugin.
Estabas tu sentada
en mis rodillas
sin braga, sin complejos
y sin pudor;
tu pubis en mi pubis
y yo en la silla
de pronto te quité
el sujetador.
Te acaricié los pechos
y aparte del pezón
noté como algo extraño
era de gran tamaño
cerca del corazón.
Pero tú mientras tanto
gemías sin parar
a oscuras en mi cuarto
bajabas y subías
y volvías a bajar,
aquella cosa extraña
supongo era una araña
pues desapareció,
hay tantas telarañas
en esta puta casa
donde vivo yo.
Seguías tú sentada
en mis rodillas
desnuda, susurrando
no sé qué
tus brazos en mi cuello
y yo en la silla
de pronto abrí mi boca
y te besé.
Recorrí con mis labios
los poros de tu piel
y al chuparte la oreja
noté con extrañeza
un buen sabor a miel;
la miel que hay en tu oreja
será de alguna abeja
que se confundió;
supongo una torpeza
de la Naturaleza
o eso pienso yo.
Tú todavía sentada
en mis rodillas
gozando como loca
de placer,
tus manos en mi espalda
y yo en la silla
no hay nada como
dejarse querer.
Y me olvidé de arañas
de abejas y de miel
todo imaginaciones
absurdas sensaciones
que provoca tu piel.
Por fin llegó el orgasmo
y al rato la quietud
entonces vi en tu culo
un tatuaje muy chulo
cuando encendí la luz,
era una mariposa
fue gracias a Fenosa
que la descubrí;
que cosa tan curiosa
aquella mariposa
posada en tu jardín.
Ya no estabas sentada
en mis rodillas
aunque seguías desnuda
sin pudor
en cambio yo sentado
allí en la silla
mirando aquel insecto
encantador.
Aquella mariposa
lo cierto es que era hermosa
posada en tu jardín.
Qué cosa tan curiosa
aquella mariposa
posada en tu jardín
Licencia CC by-nc-nd